Cancún Informa. -Según publicación del diario Por Esto: En la cárcel municipal de Cancún reparan o modifican automóviles, incluso de lujo, que sirven a la delincuencia organizada, está bajo control de “Zetas” y que es una pantalla de un supuesto beneficio común para la población carcelaria .
Con autos de lujo, más otros vehículos en espera de hojalatería y pintura y de otro tipo de cambios, así opera en la cárcel pública todo un taller de mecánica automotriz que es controlado por los miembros ligados a “Los Zetas”, brazo operativo del Cártel del Golfo y en donde además ingresan vehículos de origen ilegal y que salen también sin ninguna restricción.
En medio de un círculo de complicidad, ahí se hacen trabajos en autos y camionetas que son usados fuera de la cárcel en acciones ligadas al crimen organizado, todo ello cubierto bajo el manto de un supuesto taller de beneficio común para los internos. Sólo quienes ahí trabajan, lo hacen subordinados a quienes controlan el interior de la cárcel, pues de lo contrario pagan las consecuencias.
Estas claras evidencias reflejan el contubernio con la delincuencia organizada, y que no acaba con el arraigo de su director Marco Antonio Mejía López acusado por delincuencia organizada y de darle protección a “Los Zetas”.
La cadena de corrupción, complicidad y proteccionismo ligado a la delincuencia organizada opera abiertamente en la cárcel pública de esta ciudad.
Y desde cambios internos a los vehículos, modificaciones, alteraciones de números de serie, y hasta ingresos de vehículos irregulares, con los cambios realizados para evitar ser detectados, ocurren en el interior, sin ninguna restricción. No existe vigilancia, tampoco hay autoridad alguna que se haya hecho cargo de inspeccionar lo que ahí ocurre.
Pues con Marco Antonio Mejía López, todo estaba bajo control hermético.
En el “improvisado” taller mecánico, con la pantalla de realizar reparaciones como un servicio interno de beneficio social para los reos, se acomodan vehículos de todo tipo.
Pero, en medio de ello, llegan autos de lujo marca Volvo, así como tipo Mustang de la marca Ford y hasta otras más lujosos tipo Eclipse de la marca Mitsubishi, que cualquier propietario difícilmente arriesgaría a entregarlo en un taller mecánico de una cárcel. Y no por los presos, pues son autos de agencia de modelo reciente, de los clasificados como de lujo y de último modelo..!
De manera discreta la operación del taller es de dominio reducido, es decir pocos saben de su operación y muy pocos tienen acceso al mismo.
Incluso policías municipales y de Tránsito desconocen la actividad y operatividad del mismo en la cárcel pública municipal.
Lo sorprendente para varios custodios y policías activos, la pregunta es cómo lograron instalar ahí ese taller, pues dadas las condiciones del lugar y la abierta complicidad que ha surgido en torno a la directiva de la cárcel pública todo es posible, y dadas las condiciones de inaccesibilidad, lo que ahí ocurre es irregular.
Y señalaron que de lo contrario, si es de beneficio social y común, entonces porqué no hay un letrero que indique las reparaciones que ahí se realizan y entonces hasta los familiares de los internos se beneficiarían con ello.
Sin embargo, la discreción que ahí impera y los antecedentes del mismo director Marco Antonio Mejía López.
Desde el taller de mecánica automotriz se acumulan por días todo tipo de autos, los encargados de los trabajos realizan reparaciones de todo tipo, desde una afinación, hasta el cambio de autopartes y arreglos al motor. Aunado a ello tienen las herramientas para realizar trabajos de pintura completos así como de pulido y encerado.
Sólo que no hay registro de los vehículos que ingresan, al menos de forma directa nadie lleva un control y verificación del ingreso de vehículos y camionetas y mucho menos de la salida.
Cualquier puede ingresar un auto, repararlo modificarlo y hasta cambiarlo, para sacarlo con otra apariencia sin ningún problema.
Y así era como funcionaba durante la gestión del entonces alcaide actualmente bajo arraigo en la ciudad de México, Marco Antonio Mejía López.
Fue la Procuraduría General de la República (PGR) a través de la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), quien solicitó a un juez federal una orden de arraigo contra Marco Antonio Mejía López, director del penal de Cancún, por sus vínculos con “Los Zetas”, el brazo ejecutor del Cártel del Golfo.
La SIEDO informó que la función principal Mejía López fue permitir que “Los Zetas” tuvieran el control de la prisión, facilitarles la venta de narcóticos, cobrar derecho de piso a los internos y privilegiar a los miembros de esa célula criminal.
Asimismo de acuerdo con la indagatoria que realiza la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), Mejía López se encuentra vinculado con Octavio Almanza Morales, “El Gori 4”, y Javier Díaz, “El Java Díaz” o “El Comandante Sobrino”, quienes fueron los líderes del Cártel del Golfo en Cancún, Quintana Roo.
Cabe señalar que al primero (actualmente arraigado) en la ciudad de México, fue identificado como autor material de la triple ejecución donde fue asesinado el general Mauro Enrique Tello Quiñones, el pasado 3 de febrero en Cancún, así como de el teniente de Infantería, Getulio César Román Zúñiga y Juan Ramírez Sánchez, sobrino del alcalde Gregorio Sánchez.
También es presunto corresponsable de la ejecución de nueve militares entre el 17 y 22 de octubre de 2008, en Monterrey, Nuevo León.
Pero además a Mejía López también se le relaciona con Francisco Gerardo Velasco Delgado, detenido y arraigado aún en funciones como director de Seguridad Pública, acusado por delincuencia organizada porque también prestaba servicios a “Los Zetas”, motivo por el que se encuentra arraigado y sujeto a investigación.
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