Por: Romamy Miranda Gutiérrez.
Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa.
Gilbert Keith Chesterton
¡ALERTA, ALERTA!
Unos cuantos minutos después de la media noche, la alarma se activó.
No hubo confusión, todos corrieron a sus puestos con movimientos sincronizados.
Varios bomberos, muchos de ellos aún somnolientos; unos se apostaron frente a los volantes de los vehículos de emergencia, mientras que otros se cubrían el cuerpo con la ropa de asbesto y sus cascos.
De inmediato, Raúl Peraza y Roberto Barboza abordaron un carro bomba. El objetivo era apagar un incendio.
En menos de 90 segundos ya estaban listos, a la espera de la dirección a la que tenían que acudir. Todos en sus lugares, equipados.
Todavía no salían de la estación cuando ya tenían enfrente a uno de sus principales enemigos: sus equipos no eran los suficientes.
Final: Mueren dos bomberos
CAMBIO Y FUERA
Ellos atienden múltiples emergencias, enfrentan desde un gran incendio, inundaciones urbanas, volcaduras, fugas de gas o de cualquier tóxico entre otras cosas y en ocasiones hasta bajar el gato de un árbol.
La ciudadanía suele enterarse por los medios de comunicación de las ineficiencia de equipos con las que cuentan los bomberos cuando acuden a combatir un siniestro.
Por desgracia, históricamente la autoridad política ha carecido de un compromiso serio, sustancial y a largo plazo con los bomberos.
Y en los últimos treinta años, los gobiernos no se han diferenciado en su actitud hacia los “caballeros del fuego”. Peor aún, en muchas ocasiones se les ha tratado como un club deportivo de barrio, sin acoger ni escuchar sus peticiones.
La comunidad, beneficiaria directa de la labor bomberil, tampoco demuestra una conciencia acorde con el servicio recibido.Las iniciativas de ayuda económica, no siempre rinden los frutos deseados.
No es posible que una institución de orgullosos orígenes deba someterse a tales humillaciones y menos de manera cíclica. Aunado a los salarios raquíticos que perciben, no cuentan con Régimen de Jubilaciones y Pensiones, y les ofrece los servicios de salud del ISSSTE pero limitados.
Sin embargo a pesar de tener este servicio médico no los atienden en caso de enfermedades profesionales, a pesar de que siempre están expuestos a múltiples sustancias. En consecuencia, los bomberos deben ser considerados y tratados como profesionales en todo lo relativo a su financiamiento, como una responsabilidad asumida por el Estado de manera permanente, sin que sea necesario apelar cada cierto tiempo a la buena voluntad del gobierno.
Sólo una política clara en tal sentido, que no surja producto de un hecho específico, permitirá que los caballeros del fuego puedan seguir cumpliendo su objetivo con eficacia y con el menor riesgo posible. Verdaderamente, no vale la pena creer en la política, no es posible que los Bomberos Municipales carezcan de unidades cisternas, ¿dónde están los organismos encargados de dotar a los bomberos? ò es que acaso están esperando que se produzcan más pérdidas humanas, para poder actuar y tomar una medida inteligente, ¿donde están los recursos para estos equipos?
Sabemos que la responsabilidad es del presidente municipal de Cancún Francisco Alor Quesada él se la pasa pregonando a los cuatro vientos que esta trabajando para la sociedad, la cual es ineficiente.
Ni las llamas ni la tragedia han sido obstáculos para que los bomberos de Cancún, Quintana Roo cumplan con su deber de salvar vidas, pero sus principales enemigos son la falta de recursos, personal, instalaciones, transportes eficientes y equipo de protección personal, esperemos que algún día se les haga justicia, y se les vea como unos verdaderos HEROES.
Gracias por su comentario
romamy@yahoo.com
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viernes, 16 de febrero de 2007
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